Si hablamos de desafíos sin duda la pandemia nos ha retado en todos los aspectos de la vida, decirlo es una cosa, vivirlo es totalmente diferente. En este escenario tan diferente, caracterizado por tanto desgaste físico, emocional, mental y espiritual, me surge la inquietud si realmente podemos vivir en bienestar.
En un escenario tan congestionado, lo que pareciera tener prioridad es como sobrevivir a costa de lo que sea, inclusive de nosotros mismos. Sin embargo, el tema es de profunda reflexión, porque sin bienestar tampoco vamos a poder conseguir el equilibrio necesario para sostener un estado anímico que nos permita transitar este o cualquier otro camino. La mayoría de las veces, al menos en mi caso, tengo un día repleto de actividades, aprovechando cada segundo del día, pero debo confesar que, en este período, he internalizado la importancia de hacer espacios que me conecten con el bienestar, inclusive si no sale de manera natural, forzarlo, hasta que de alguna manera se incorpore en nuestra vida como un hábito.
La palabra bienestar es una palabra compuesta que se forma a partir del sustantivo bien, del latín «bene» y del verbo estar, del también latín «stare». El bienestar no solo incluye sentir satisfacción en el plano material, también tiene que ver con el desarrollo del espacio emocional, que al final es la columna vertebral que nos va a permitir mantenernos con energía positiva para seguir surfeando la ola.
Comparto con ustedes algunas tips que he implementado:
- Colocar espacios en la agenda, los cuales he denominado: “ Mis espacios”. Allí selecciono actividades que me gustan y me conectan con el bienestar
- Colocar horarios para las redes sociales, fortaleciendo de esta manera la atención es aspectos productivos que me generen crecimiento.
- Propiciar la lectura como un hábito permanente
- Coordinar reuniones con seres queridos, en este tiempo a través de la pantalla, lo cual me permite fortalecer mis habilidades sociales.
- Meditar, darme el permiso de estar conmigo, sin remordimientos. Perfeccionar la técnica y calmar mi mente.
- Completar mi diario de agradecimiento: en un tiempo donde estamos minados de todo lo negativo, es una vía para aprender a valorar las bendiciones
- Comer saludable la mayoría del tiempo. Hay alimentos que nos restan energía y que no impactan de manera positiva nuestro bienestar. Esto no implica darnos un gusto de vez en cuando.
- Ejercitarme, mantener así sea una rutina de 20 minutos diarios.
- Forzarme a tomar agua, es algo que me cuesta mucho, pero cultivo día a día de la importancia de incorporar el agua diariamente.
- Pedir ayuda: a veces nos sentimos ahogados, es vital, identificar a alguien que pueda apoyarnos, con el cual podamos desahogarnos y sentirnos cómodos de compartir con esa persona, lo que nos inquieta.
El bienestar conecta con la felicidad, y si bien el contexto mundial de hoy es diferente, retador y repleto de incertidumbre, cultivar nuestro mundo interior es fundamental, para vivir con una energía de plenitud. Vamos por nuestro bienestar.
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